25 mayo 2007

Cosas sueltas


... La vida y opiniones de Tristram Shandy es, por supuesto, el modelo principal de estos sabrosos procederes con la conciencia del lector. El empleo de capítulos cortos y también de algunos de los ardides tipográficos, como en el capítulo 55 ("El venerable diálogo de Adán y Eva") y el capítulo 139 ("Cómo no llegué a ser ministro de Estado") --está hablando sobre Memorias póstumas de Blas Cubas--, recuerdan los juguetones ritmos narrativos y las ocurrencias pictóricas de Tristram Shandy. Que Blas Cubas empiece su historia después de la muerte, como Tristram Shandy empieza a las mil maravillas la historia de su toma de conciencia antes de haber nacido (en el momento de su concepción), parece, también, un homenaje de Machado Assis a Sterne. No debe sorprender la influencia que Tristram Shandy, publicado por entregas entre 1759 y 1767, ejerció sobre un escritor nacido en Brasil. Mientras los libros de Sterne, tan celebrados en vida del autor y poco tiempo después, eran reexaminados en Inglaterra por poco inusuales y a veces indecentes e incluso aburridos, continuaban en cambio siendo enormemente admirados en el continente. En el mundo de habla inglesa, donde en nuestro siglo a Sterne se le tiene de nuevo en alta estima, todavía figura como un genio ultraexcéntrico, marginal (como Blake), cuya mayor notoriedad estriba en ser prematura y asombrosamente "moderno". Sin embargo, considerado desde la perspectiva de la literatura mundial, Sterne puede ser el escritor de habla inglesa que, después de Shakespeare y Dickens, ha ejercido mayor influencia; que Nietzsche afirmara que su novela favorita era Tristram Shandy no es un juicio tan original como pueda parecer. Sterne ha sido una presencia especialmente profunda en las literaturas de las lenguas eslavas, como se refleja en la importancia del ejemplo de Tristram Shandy en las teorías de Sklovski y otros formalistas rusos desde los años veinte. Tal vez la razón por la que durante decenios haya surgido tanta prosa imponente de la Europa central y del Este, así como de América Latina, no sólo sea que sus escritores estén sufriendo monstruosas tiranías, y por tanto se les haya conferido importancia, seriedad, temas e ironía relevante (como muchos escritores de Europa occidental y de Estados Unidos han reconocido con envidia), sino que aquéllas son las partes del mundo donde durante más de un siglo el autor de Tristram Shandy ha sido más admirado.

(...)

Encontramos una y otra vez, con diferente aspecto, al narrador charlatán, tortuoso, compulsivamente especulativo, excéntrico: solitario (por gusto o por vocación); proclive a fútiles obsesiones y a teorías fantasiosas y a esfuerzos de la voluntad imaginados cómicamente; a menudo un autodidacto; si bien unas veces arrastrado por la lujuria, y al menos una vez por el amor, icapaz de unirse; anciano por lo general; siempre varón. (Es improbable que mujer alguna reciba siquiera la condicionada simpatía que estos narradores rabiosamente absortos exigen de nosotros, por las expectativas existentes según las cuales las mujeres deben ser más amables y comprensivas que los hombres: una mujer con el mismo grado de agudeza mental e independencia emocional sería tenida simplemente por un monstruo.)


Cuestión de énfasis, Susan Sontag
Traducción de Aurelio Major.
Alfaguara, 2007

2 comentarios:

NáN dijo...

bum-búm, bum-búm, bum-burrubúm.

Es mi corazón al ver a Lara poniendo este texto maravilloso de la sabia Sontag en el que dice, mucho mejor y más que yo, lo que yo había dicho de que todo escritor que se precie domina este libro.

Nunca llegué tan lejos, diciendo que a ese conocimiento profundo de TS se debe en parte la fuerza de toda una literatura.


(Si llega la hora de llegar y no llego, buscadme debajo de la mesa que estoy infartado, seguro seguro).

Lara dijo...

Yo no me precio (¿me preciaré algún día?), pues me atasqué en el libro, ya sabe usted. Pero anda en mi cabeza para algunas cosas. Voy aún por el principio de este libro de artículos-ensayos, pero pinta bien (a veces me da caos en los ojos y en la cabeza, pero otras me pinta muy bien).

¡¡¡Qué emoción que te infartes tanto!!! Yo la verdad es que he tardado un ratín en transcribir todo, pero estaba muy entusiasmada (pensaba en ti). Bueno, con el último párrafo no pensaba sólo en ti, no sabía yo por dónde ibas a tirar, y veo que no has tirado por ningún lado.

¡¡¡Luego te veo!!!